No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte

     Todos, quien más quien menos, han sido protagonistas de una experiencia compleja de contar, difícil de creer e inquietante de vivir. Una experiencia en la que alguien en quien quizá no debieras haberte fijado, parece haber anclado sus raíces en tu corazón; raíces que si las arrancas desangran y si no, campan a sus anchas apoderándose de ti.

     Muchos, sucumben ante esta dificultad y se refugian en una relación de amistad. Dicen que  “ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed”, pero en ocasiones es la única forma de mantener cerca a quien ‘aparentemente’ no puedes tener… aún más cerca.

     Al igual que en la medicina se entiende el axioma «no hay enfermedades sino enfermos«, en un tema como éste también evitamos generalizar. No todos los casos que se hacen llamar “amores “imposibles» lo son. Para nada. Por eso, antes que «amor imposible» prefiero el concepto «relación arriesgada» o «relación difícil» pero no imposible, porque sabemos que TODO puede pasar gracias a la suma de 1) la magia de la aleatoriedad y 2) la búsqueda a conciencia, ¿no es cierto?

      Lo primero, ¿es un amor imposible aquel en el cual el sentimiento lo comparten ambas partes o se trata de algo unidireccional? Si nos referimos a un amor unidireccional, al hilo de lo que viene después, en general valdrá la pena lanzarse a la piscina (siempre que sea posible), y ya más tarde comprobar si estaba llena o vacía (más que nada para poner en conocimiento a la persona «amada» de la situación, ¡qué menos!, ¿no?).

     Luego, a su vez diferenciamos distintos tipos de amores imposibles: no es lo mismo una posible relación incestuosa, una relación condenada a la distancia, o aquellas otras relaciones donde la familia e incluso la propia integridad de tu vida se interponen (quién sabe si por diferencias sociales, políticas) o, ¿qué me decís de aquellos cuyas diferencias en el color de piel o su distinta religión les hayan impedido vivir sus sueños?

     ¿Un profesor con una alumna? ¿Un presidente con su secretaria? ¿Una adolescente que cae rendida ante el ‘chico perfecto’ justo después que éste empezara a salir con la aparente ‘chica perfecta’? ¿Tal vez me enamoré si soy hombre o mujer de una chica lesbiana o un chico gay, respectivamente? ¿Y si quien único ha estado ahí, en algunos buenos y, especialmente, en los peores momentos, es un cantante al que ni si quiera me dejarían tocar? ¿Y por qué no  el novio de mi mejor amiga?

     Seguro que para cada uno de los interrogantes, hay varias respuestas y depende mucho el contexto de cada caso. Por morboso e inestable que sea el sentimiento la Ley es que no hay justificación para hacer oídos sordos a tus sentimientos, salvo (claro está) que se ponga en peligro la vida (especialmente la de la otra persona). Podemos arriesgar la nuestra, pero no debemos jugar con la de quien queremos, porque digo yo que si quieres a alguien evitas que le pasen desgracias…

     Una moraleja común y certera en todos los casos que oímos, leemos y vivimos  es que si nos sentamos a esperar a otra vida menos compleja o a que el destino cambie la situación o a que las plegarias actúen sin más, no pasa nada salvo el tiempo.

   Hay una enorme distancia entre «sentir» ese tipo de amor y «llevarlo cabo». Si pudiéramos conseguir lo que buscamos con esta otra persona, ¿llegaríamos al clímax de la felicidad o, por el contrario, duraría lo que un juguete en la nochebuena de un párvulo de bien y nos marcaríamos un nuevo objetivo?

      Algunos podrían pensar, que con las tecnologías disponibles hoy por hoy, no tiene sentido buscar algo difícil, puesto que las nuevas tecnologías son en las relaciones interpersonales, lo que la comida rápida al hambre. Ambas consiguen saciar nuestro apetito rápidamente y a ‘bajo coste’. Luego… ¿por qué complicarse tanto teniendo una gran variedad SIMILAR (y ése es justamente el precio que tenemos que pagar, que NUNCA será IGUAL) a lo que nos parece imposible?

    Sin embargo, y en respuesta al párrafo anterior, todo apunta al morbo como principal responsable de que el concepto de “amor imposible” sea un tópico tan extendido. ¿Imposible? Nos marcamos límites y lo sabemos, ¿es realmente un ‘amor imposible’ o sólo nos gusta la sensación de que tengamos algo inalcanzable en un mundo en el que casi nada lo es? Reza el dicho “Dale a un humano todo lo que desea y será infeliz, pues no tendrá nada que anhelar”.

      Creo en líneas generales que de la palabra amor se abusa y no se dice enserio.

     Pero… cuando hay mucho que perder por tu parte, ¿nos dejaríamos llevar por nuestros impulsos arriesgando así nuestro poder, fama, o estropear nuestro matrimonio (cuando el amor está lejos de él) o con nuestros hijos. Como en casi todos los ámbitos, diversidad de opiniones. Muchos defenderán que lo darían todo por un amor así, cuando a la hora de la verdad esta valentía y esta capacidad de amar sólo están al alcance de unos pocos afortunados.

Imágenes-de-Amor-Imposible-5

 

“No quiero necesitarte…porque no puedo tenerte” (Los puentes de Madison)

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